jueves, 3 de septiembre de 2009




hay dos cosas que un reloj de agujas nunca pudo, puede, ni podrá hacer en lo que dure su vida útil

la aguja del segundero puede detenerse, impidiendo el avance de las otras dos,

o puede sincopar sus movimientos provocando un desajuste en el horario

o bien, aunque ésta siga su camino, puede que falle la aguja de los minutos o la de las horas.

las tres pueden quedar inmoviles tras los efectos del desgaste de las baterias

pero nunca,

bajo ninguna circunstancia

alguna de las tres agujas que componen esta maquinaria imprescindible en los tiempos que corren

podrá moverse en el sentido contrario a como lo venia haciendo

jamás de los jamases

alguien podrá asegurar que ha retrocedido el tiempo

(a menos que mueva la aguja intencionalmente, claro está...)

así como tampoco,

las agujas nunca han de apresurar su paso para alcanzar las próximas campanas por sonar.

el tiempo pasado y el que está por venir

podrán ser unicamente experimentados en nuestra imaginación

el "qué hubiera pasado si...?" y el "qué ocurriría si...?" pueden modificarse a gusto y piacere

dentro de los (sin)limites de nuestros pensamientos...

así,

lo único que nos resta a nosotros los terrestres

es transcurrir en el presente

sobreviviendo a las largas noches de tristeza y melancolía por lo que no podrá ser

y disfrutando cada segudo de esos momentos fugaces de felicidad que sí fueron,

siempre anhelando que lleguen más de estos últimos

y que ese reloj nunca deje de marcar su paso,

porque de lo contrario amigos,

entonces, y recién entonces,

estaremos muertos.






aún no me decido si quiero retroceder en el tiempo, o adelantarlo para dejar de sentirme así...


1 comentario:

anna dijo...

Me ha encantado tu entrada, tu forma de expresarlo, ha sido magnifica.

Y si por mucho que quiera, por mucho que no queramos el tiempo pasa, y como tu bien dices el dia que no sea asi, estaremos muertos. Quiza entonces realemente seamos felices o no, por no tener que esperar ya nada.

Besos