domingo, 29 de marzo de 2009

Casandra

Casandra tenía que inventarse siempre algún conflicto porque no se aguantaba ser feliz. En lo mas profundo de su ser creía que no existía semejante cosa como "la felicidad". Sostenía fervientemente que una, transcurre su vida en un mar de desdichas, desamores y melodramas pero que a veces te arrebata una ráfaga de buena suerte que te deja una sonrisa dibujada en el rostro y un gustito a chocolate con almendras (lo cual para ella era lo mas parecido a tocar el cielo con las manos) depositado en el alma. Producto de haber nacido mujer quizás; o tal vez por su crianza, a cargo de unos padres pertenecientes a los últimos resabios de aquella generación "chapada a la antigua" que dejó esta sociedad, con esa híbrida ideología que une lo conservador de los años 70 y lo innovador de los 90; Casandra creció melancólicamente añorando lo que nunca fue y sintiéndose siempre sapo de otro pozo.
Su infancia transcurrió sin particularidades, más que el hecho de ser casi la única de su clase cuyos padres no incursionaron en el divorcio, muy de moda en aquellos años.
De los pocos recuerdos que guarda de su infancia; porque por desgracia la vida no la dotó de una memoria prodigiosa; hay uno que todavía le estremece la piel cuando cierra los ojos y lo revive...


(continuará...)

1 comentario:

Durazna dijo...

me gusta la forma en que contás, Cristálida.....